En un mundo donde el ruido de lo urgente nos hace ignorar lo importante, la historia de Carla López es un llamado a bajar el ritmo y escuchar lo que de verdad importa: nuestro cuerpo. A sus 52 años, Carla ha enfrentado más de una batalla que en otros tiempos, pudo haberse vivido en silencio. Fue diagnosticada con endometriosis, una enfermedad que muchas veces es invisibilizada, minimizada o normalizada bajo frases como “es solo dolor de regla”.
La realidad es que para Carla ese dolor tenía nombre, consecuencias y decisiones duras por delante. Le extirparon el útero y un ovario que ya mostraba señales preocupantes, se sometió a tratamientos hormonales que no funcionaron como se esperaba, y hoy vive bajo la posibilidad de tener que retirar el otro ovario para prevenir complicaciones mayores. Como si eso no fuera suficiente, ha lidiado con hipertensión hereditaria, cálculos renales y una operación de vesícula.
Pero lo más impactante de su historia no es lo médico, sino lo humano: Carla sigue aquí, activa, moviéndose, eligiéndose cada día. En la entrevista lo deja claro: el cuerpo no te traiciona, te habla. El problema es que muchas veces no lo escuchamos a tiempo.
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Este mensaje resuena con fuerza, sobre todo en quienes creen que la salud es un tema de adultos mayores. La verdad es que la salud empieza a construirse desde joven, con pequeños hábitos, con chequeos preventivos, con no ignorar los signos que parecen “normales” solo porque nos acostumbramos a vivir con ellos.
Carla no se presenta como una heroína, sino como una mujer común que decidió hacerse cargo de sí misma. Y en esa decisión está el mensaje: cuidarse no es exagerado, es valiente. Postergar un chequeo o minimizar un dolor puede parecer insignificante… hasta que deja de serlo.
Su historia no busca dar miedo, sino abrir los ojos. Porque al final, como ella misma dice, “mi cuerpo me habló, y tuve que escucharlo”. Que su historia nos sirva de espejo, y también de empuje, para empezar a escucharnos un poco más.
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